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Mis
proyectos se pueden resumir en dos palabras:
curiosear y disfrutar. Investigar nuevos métodos,
nuevas músicas, probarlos, dejar que una información
lleve a una idea, a una experiencia. Cada
palabra, cada color, cada sonido, cada frase
puede ser una puerta que se abre hacia nuevos
mundos, ricos de otras frases, sonidos, colores,
palabras, ideas e información. En un sinfín
de sensaciones, tanto intelectuales como emocionales.
En
mi vida como docente se traduce en un constante
escuchar a cada alumno para aprovechar sus
aptitudes y sus habilidades. En mi vida como
pianista en un acercamiento a cada obra como
si fuera nueva, virgen. Con curiosidad. Con
ingenuidad.
Pienso que la relación intérprete-compositor
es recíproca: nos necesitamos los unos a los
otros, damos y recibimos por igual. Como intérprete
siento gratitud y responsabilidad hacia los
compositores. Lo que me lleva a sentirme comprometida
a incluir en mis programas obras poco conocidas.
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